Ráfagas: Otra más de la CAASIM
PACHUCA, Hgo., 28 de septiembre de 2015.- Nadie tiene derecho a maltratar a ningún niño o niña, tampoco sus padres… Desafortunadamente, en el mundo entero hay una cantidad inmensa de menores que continuamente padecen los malos tratos de quienes deberían de ser los primeros en resguardarlos.
Hace un par de días círculo en las redes sociales la imagen de un niño con lágrimas y sangre en el rostro, la nota decía que su madre lo había golpeado cuando el menor le había pedido comida… por supuesto, nada justifica la violencia y el maltrato, incluso si el niño hubiera hecho una travesura, por lo tanto, es impensable ante la demanda legítima de sus derechos y necesidades.
Obviamente, los y las adultas atravesamos continuamente por un sin número de contratiempos y pendiente; en el trabajo, con la pareja, a nivel personal, etc. Sin embargo, aún cuando no nos encontremos en el mejor momento debemos lograr auto regularnos antes de lastimar de ninguna forma a nuestros hijos.
No se requiere perfección como padre o madre sino que impere en nosotros el amor, porque aún cuando este no nos excluye de cometer errores, es justo el saberlo lo que nos permite empeñarnos en no hacerlo, o en no repetirlo en caso de que alguna vez haya sucedido… Y por supuesto, parte de resarcir ese daño es admitir los errores y disculparnos, pero, sobre todo comprometernos y cambiar.
La violencia y el maltrato hacia los y las hijas tiene que ver con múltiples factores, y entre ellos destacan las creencias que se tienen respecto al ejercicio del poder en la familia, al abuso y el sometimiento entre padre y madre, etc. Lamentablemente muchos hombres y mujeres han crecido bajo el maltrato de sus padres, algunos y algunas ni siquiera reconocen que tratar de esta forma a los menores es maltrato, muchos otros viven enojados con su vida y sus circunstancias, y detrás de sus continuas demostraciones de ira hay una persona profundamente herida… Por eso, nos corresponde levantar la voz, y que más hombres y mujeres sepan qué y cómo se reproduce la violencia, brindar apoyo a quienes lo necesiten, acercándoles a instituciones y centros de salud en donde pueden recibir tratamiento psicológico para curar sus propias heridas infantiles y orientación para tratar a sus hijos e hijas, y también, para conocer sus derechos, obligaciones y sanciones en caso de no cumplir con las necesidades básicas de sus hijos.
En un alto porcentaje, los padres y las madres maltratadoras han sido también menores con abuso físico, sexual o emocional, han padecido abandono o explotación, lo que es una razón más para actuar en contra del maltrato infantil e insistir en romper con la cadena de violencia intrafamiliar que parece transmitirse de generación en generación.
A veces, la vergüenza de reconocerse maltratador o maltratadora impide que se solicite ayuda, como sociedad más que juzgar los actos de otra persona debemos buscar el ayudar a esa persona a cambiar y explorar mejores formas de vida… Quizá la mujer de la nota que mencionamos es una madre que se hace cargo sola de su familia, tendríamos que cuestionar e indagar en donde está el padre de este niño… Recordemos que el abandono es uno de los actos más violentos que se pueden cometer hacia un hijo o hija. La violencia, por supuesto, no tiene justificación, pero, si tiene múltiples alternativas de tratamiento… Y para llegar a estas, en ocasiones, es necesario denunciarla, admitirla y enfrentarla, nunca con más violencia y si con amor y cuidados.
@Lorepatchen
Entre Géneros Jueves 8 PM por 98.1 FM
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